En el segundo día de Rock al Parque 2025, el sol fue apenas un espejismo.
La segunda jornada inició con cielos despejados, pero ya sabemos que el clima no se compromete con festivales. Aun así, ni la lluvia ni el barro detuvieron la energía de un público que, una vez más, respondió al llamado del festival gratuito más grande de Latinoamérica.
Así inició la jornada
A las 2:00 p.m., el Escenario Plaza le dio la bienvenida a Urdaneta, una banda que convirtió el espacio en un viaje sensorial gracias a su propuesta psicodélica. A la par, Bat Habits se tomaba el Escenario Bio con una vibra alternativa poderosa, mientras en el Eco, Yo No La Tengo hacía temblar el suelo con una descarga de post punk que dejó a más de uno electrizado.
Pero como si fuera parte del ritual, la lluvia llegó justo en medio de estas presentaciones, transformando el ambiente en el clásico Rock al Parque que conocemos: con capas, botas, lodo y mucha actitud. Lejos de dispersar al público, la lluvia lo reunió. Fue el telón perfecto para la entrada de Los Rabanes, quienes trajeron desde Panamá su energía inconfundible de ska-rock. La fiesta estalló, los pogos se encendieron y el Simón Bolivar coreó himnos que ya son parte de la historia musical latinoamericana.
Una jornada diversa y emocional
La jornada siguió con una selección diversa de sonidos que dejaron claro que el segundo día fue el más alternativo del festival. Piel Camaleón y su pop fresco, Hermana Furia con su intensidad española, Desierto Drive, Silvestre y la Naranja, y la fuerza juvenil de Allison, que desató una verdadera oleada de euforia con una de las convocatorias más grandes del día. Sus letras cargadas de nostalgia adolescente conectaron con varias generaciones, confirmando que en Rock al Parque la memoria emocional también suena fuerte.
El cierre perfecto
Cerca del cierre, los escenarios vibraron con el post rock de Apolo 7, la potencia de Descartes a Kant y la fusión de ska de Los De Abajo, quienes además contaron con la presencia del histórico Mario Muñoz, vocalista de Doctor Krápula, banda de se presentó justo el año pasado es ese mismo escenario.
Y cuando creíamos que no podíamos sentir más, llegó el cierre del escenario Bio con el indie melancólico de Él Mató a un Policía Motorizado, una banda que ya es infaltable en la playlist de cualquier persona amante del género. Los Cafres para cerrar con elegancia y corazón. La banda argentina, con décadas de trayectoria, fue el broche de oro de una jornada que cantó bajo la lluvia y demostró, una vez más, que Rock al Parque no es solo música: es comunidad, historia, resistencia y emoción colectiva.
¿Preparados para el tercer día?
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