Es interesante cuando la cultura, las tradiciones y el secretismo del ser humano salen a flote, mostrando la historia que puede revelarse desde lo sobrenatural, como sucede en Exhuma: La tumba del Diablo.
El director la tiene clara
La tercera película del director nacido en Corea del Sur, Jang Jae-hyun, presenta una historia inquietante, luego de The Priests (2015), Svaha: The Sixth Finger (2019) y 12th Assistant Deacon (2015), para seguir su camino en el género del terror, convirtiéndose en uno de los directores más taquilleros en su país en los últimos años.
En Exhuma: La tumba del Diablo, una renombrada chamana, Hwa-rim (Kim Go-eun), y su aprendiz Bong-gil (Lee Do-hyun), son contratados por una enigmática familia millonaria para investigar la enfermedad sobrenatural que afecta a su primogénito.
Con la ayuda de un embalsamador Yeong-geun (Yoo Hae-jin), y del experto en feng shui más famoso del país Kim Sanf-deok (Choi Min-sik), rastrean una tumba familiar oculta, ubicada en tierra sagrada.
Cuando Kim Sanf-deok percibe un aura ominosa alrededor del lugar, el equipo opta por exhumar y reubicar de inmediato los restos ancestrales de esa familia adinerada, pero algo más oscuro emerge en la misteriosa montaña, desatando fuerzas sobrenaturales que amenazan con destruirlos a todos.
Esto no es terror
En lo personal, En Exhuma: La tumba del diablo, no me pareció que se embarcara en el terror. Mientras avanza en su interesante historia, se convierte en un thriller desde lo sobrenatural para mostrar esa cultura de las creencias populares, tan nutridas por su historia y conflictos históricos.
El reconocido actor surcoreano Choi Min-sik, legendario por su papel en la impactante Oldboy (2003), presenta un papel respetuoso por su cultura, con ninguna burla sobre los temas que se tratan alrededor de la hechicería coreana y sus creencias.
La dirección de fotografía de Lee Mo-gae, resalta esa puesta en escena de las maldiciones y leyendas, y por supuesto, la historia de las dos invasiones japonesas de Corea entre 1592 y 1598, conocidas como las Guerras Imjin.
Porque vale la pena verla
Exhuma: La tumba del diablo en sus dos horas y catorce minutos, mantiene al espectador en una tensa calma que entretiene y le entrega buen ritmo a la película, que también goza de buenas actuaciones.
Más que una película de terror, es una muestra de la riqueza de las tradiciones de la cultura coreana, como la espectacular secuencia del rito cuando se realiza la exhumación, con la creencia asiática que los espejos muestran a los seres que no pertenecen a este mundo, o cómo la carga de su pasado es importante para el presente.
Si busca entretenerse con calidad, una bellisima fotografía, encontrar más de un sobresalto, disfrutar de la riqueza cultural del mundo y sin excesos de sangre, esta es su película, que muestra otro punto de vista de la muerte y la importancia de las estructuras familiares. Juzguen ustedes.
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