viernes , octubre 24 2025
Cadillacs

Una Noche Eterna con Los Fabulosos Cadillacs y Claudio Narea. 

La noche del 3 de julio de 2025, Medellín se encontró consigo misma en el Centro de Eventos La Macarena. No era solo un espacio para celebrar 4 décadas de música de Los Fabulosos Cadillacs y de Claudio Nerea, guitarrista de los Prisioneros quienes han llegado a este puerto seco una y otra vez, esta era también la oportunidad de recordarnos a nosotros mismos, que a pesar de lo que estemos viviendo, siempre tendremos un lugar al que volver juntos, un lugar donde se experimenta ese “Carnaval toda la vida y una noche junto a vos”.

Recibir a dos pilares del rock Latinoamericano en una sola noche hace que los recuerdos de cada asistente estuvieran inundando el lugar. Estas bandas han ayudado a moldear la identidad y montañas de nuestro paisaje sonoro, han sido cómplices y compañeros de historias de vida, con joyas musicales que en formatos como el LP’s, Cassettes, CDs, MP3 y los bits de nuestros teléfonos, se convirtieron poco a poco en memorias compartidas y el testimonio del poder perdurable de la música que habla al alma de un continente.

Ya viene la fuerza, La voz de los ochenta: Claudio Narea y el eco de Los Prisioneros

Cada que esa banda y posteriormente sus miembros, pasaban por sus periodos de separación y reconciliación, en los grupos de parceros de la escena de Medellín aparecía la desilusión por no volverlos a escuchar en vivo o la esperanza de que ese repertorio sonaría de nuevo en vivo en este Valle. La verdad es que Claudio nunca se fue. Quienes nos dimos a la tarea de seguir su camino, encontramos nueva música con Profetas Frenéticos en los 90s y posteriormente junto a Tapia (otro de Los Prisioneros) o en su carrera solista. Hace rato esperábamos su regreso a la ciudad y llegó a reclamar lo propio.

Su presencia allí no era solo de acto de apertura. Fue el maestro de ceremonia que definió el tono para el resto de la noche. Con los primeros acordes llegaron los aullidos de un público que no paró de cantar. Verlo fue un recordatorio poderoso del espíritu crudo e inquebrantable de «La Voz de Los 80», un álbum que se convirtió en un himno para una generación que se revelaba contra el statu quo. El set de Narea no fue solo una actuación; fue un viaje de regreso a las raíces de un sonido rebelde que resonó a través de las fronteras, un sonido que dio voz a los marginados e inspiró a incontables personas.

Su banda es sólida, con oficio y respetan el legado de las canciones que interpretan.”We Are Sudamerican Rockers” inició su show y terminó con “La Voz de Los 80”. Esta elección no es un acto deliberado de anclaje histórico y artístico, ni una simple selección de canciones nostálgicas, fue una nueva oportunidad para gritar juntos que el rock Latinoamericano encontró en la obra de Narea y compañía no solo impulso, sino también identidad, efervescencia, amor propio, himnos para denunciar una desigualdad que sus colegas del norte global jamás entenderán y que resonó de nuevo en miles seguidores que coreamos esa noche canciones como “Sexo”, “¿Por qué no se van?” y “Tren al Sur”.

Esperamos que otros festivales y promotores locales le contacten pronto y podamos tener la oportunidad de ver un show más largo y completo. Después de esa noche quedó claro que lo recibiremos felices.

Cadillacs tocando para vos: El león del ritmo cumple 40 años

Este concierto es imposible narrarlo en el orden cronológico de los hechos. La memoria emocional no funciona así. Pues ese evento para muchos inició con un cassette que llegó a sus manos con un dibujito de un león, una boleta impresa sobre un pedazo de tela, o la mañana en la que alguien recibió un pantallazo vía whatsapp que le avisó que ya le compraron la boleta para ir a verlos por primera vez.

El repertorio no varió con el resto de la gira, 20 cortes que hicieron énfasis sobre todo en los discos “El León” y el “Rey Azúcar”. En medio de “El Genio del Dub” se colaban fragmentos de un tango o del “Surfer Calavera”, versiones distintas o himnos interpretados tal cual fueron grabados. ¡fiestón desde el momento cero!. “Mal Bicho”, “Matador”, “Vasos Vacíos”, “Los Condenaditos”, no hubo canción que aún no suenen en nuestros bares, lugares que hacen que esta banda no sea solo las anécdotas de sus conciertos sino parte integral de la noche de Medellín.

El escenario estalló sin parar durante casi dos horas con la energía vibrante de Los Fabulosos Cadillacs, una banda que ha sabido reinventarse constantemente sin dejar de ser fiel a sus raíces. Rock, ska, dub, cumbias todo convive en las calles de las ciudades latinas y en el show de los Cadillacs. Las músicas, la política y nuestros recuerdos tienen su momento de expresión condensado en escena. “Padre Nuestro” pudo ser la canción más bailada y cantada de la noche, pero no por eso la intensidad mermó con canciones de otras épocas.

Los más adultos saltamos hasta sentir la ciática arder con “Mi novia se cayó en un pozo ciego” del ‘87 con la misma intensidad con la que se brincó con  “La luz del ritmo” del 2008. Los Cadillacs no son una banda de tributo a la nostalgia. Han forjado su legado década a década, con nuevos discos, carreras solistas y paralelas y sobre todo con recuerdos colectivos.

Antes del show entre cervezas se compartían historias de la primera visita a Medellín de los Cadillacs en una discoteca de la Avenida Las Palmas para muy poco público en diciembre del ‘95. Cuentan que venían de Gira con el Rey Azúcar y al finalizar su repertorio tocaron varios covers de The Clash, marcando un momento para esa generación, porque justo algunos días después muchos de sus amigos “salían para el ejército” a pagar servicio militar. Otros comentaban shows como el que tuvieron en el ‘99 en Eafit con piedritas del parqueadero volando como proyectiles hacia un Vicentico enojado o la visita siguiente en el Estadio Atanasio Girardot en la que muchos consiguieron su entrada con paqueticos de galletas de una marca X. Como les dije, esto no va en orden, va en sensaciones.

Ver a Flavio de 60 años entregarse como lo hacía en sus 20s y a Vicentico bailando con su bastón y moverse por el escenario sin perder el equilibrio nos recuerda que eso que descartamos hacer aún puede ser posible. Ver a Sergio Rotman resbalar, despelotarse por el escenario y levantarse entero, entre risas con sus compañeros de banda nos devolvió la fé en que tenemos banda para muchos más años. Incluso Gerardo “Toto” Rotblat, percusionista de la banda que murió en 2008 seguía presente con una imagen gigante de él sobre el escenario. Estábamos todos allí.Incluso las diferentes versiones de nosotros mismos que antes los vieron en vivo.

Eso son los Cadillacs, marcas indelebles, rituales sonoros de comunión, hechos históricos en nuestras vidas, familias yendo a verlos juntos, con papás e hijos brindando por esa canción que tienen en común, abrazos entre amigos que ayudan a contener las lágrimas de alegría. Sus conciertos se narran como un fan del fútbol narran finales de campeonatos, o como los religiosos cuentan las dos llegadas del papa. Para el resto de la ciudad un día más, para nosotros un hecho indeleble.

Lo más hermoso: Medellín cantando junta

No nos digamos mentiras. Cada vez parece más improbable que como ciudad nos pongamos de acuerdo en algo. Pero escuchar rugir ese Centro de Eventos y mecerse con los saltos del público de los Cadillacs y Narea parece que nos permite sanar un poco esa relación con el otro, el desconocido, el que no piensa como yo.

Este concierto reunió generaciones que no habían tenido la oportunidad de escuchar en vivo a leyendas vivas que durante 4 décadas han coordinado como directores ese coro estridente, hermoso y transformador que ocurre en un show de rock. En lo personal me quedo con un momento. Cuando al final de la noche, en la segunda estrofa de “Yo no me sentaría en tu mesa” Vicentico cantaba “mis amigos me cubren cuando voy a llorar” miré a mi alrededor y lloré porque me sentí rodeado de miles de amigos, que me acompañaban a mí, a mi esposa, a mi ahijado a corear la melodía de esa canción. Un coro que siguió a la salida y que escuchamos de fondo hasta 2 cuadras fuera del recinto. ¡Una noche eterna!.

Maldita Macarena, ¿cuándo será que suenas como tu público lo merece? y otros temita pendientes.

Es inminente que la llegada del recinto Arena Primavera al Área Metropolitana hará que los empresarios del sector revisen de nuevo la producción de eventos en ese lugar. Aunque el equipo técnico hizo una tarea impecable, las condiciones acústicas de la Macarena sigue siendo el mayor “pero” de los shows que se realizan allí para el público ubicado en las graderías. Sin los himnos y las melodías tan reconocibles de los artistas que estaban tocando, hubiera sido difícil conectarse. Te saca de onda a veces tener que parar de moverte para tratar de escuchar en qué parte de la canción van, porque no entiendes lo que está sonando entre tanta reverberación. “Siguiendo la Luna” suena hermoso donde sea, pero cuando la cosa se pone intensa y suena el “V Centenario”, ya no hay mucho que puedes hacer para seguir lo que está saliendo por el equipo de sonido.

¡Y una vez más faltó una banda local!. Que lindo hubiera sido contar con alguien que con el peso del tiempo, representara como los invitados internacionales, una memoria colectiva del sonido de acá en los 90’s como Los Árboles, Estados Alterados o Bajo Tierra y porque no, otro que conectara con el momento actual o por lo menos de este siglo en Medellín con La Doble A o Margarita Siempre Viva. 2 horas más de show hubiera hecho que cuando iniciara Claudio Narea la casa estuviera llena y no en medio de la llegada del público y seguro hubiera movido un poco más la caja para los promotores del evento con venta de licor y comida. Sugerencias y conversaciones pendientes para los próximos eventos.

No se debe cerrar este texto sin agradecer y celebrar el trabajo que está haciendo Páramo para conectar con diferentes públicos y reactivar, poniendo el pecho por nosotros, la oferta musical en vivo de la ciudad. No es fácil mantener este ritmo de promoción, difusión y programación constante, esperamos estar a la altura de su apuesta económica y mantener los lugares llenos y activos, como sucede esta semana que pasa con este show de los Cadillacs y posteriormente con el concierto de Bunbury en el mismo recinto.

Larga vida al León del ritmo.

Setlist:

Los Fabulosos Cadillacs en Medellín

  1. Intro SRF Astral
  2. Manuel Santillán, el León
  3. Demasiada presión
  4. Mi novia se cayó en un pozo ciego
  5. La luz del ritmo
  6. Carmela
  7. El genio del dub
  8. Calaveras y diablitos
  9. Los condenaditos
  10. Padre nuestro
  11. V centenario
  12. Cartas, flores y un puñal
  13. Saco azul
  14. Siguiendo la luna
  15. Carnaval toda la vida
  16. Mal bicho
  17. Play Video
  18. El satánico Dr. Cadillac

Encore:

  1. Matador
  2. Vasos vacíos
  3. Yo no me sentaría en tu mesa (Flavio en la voz principal y Vicentico en el bajo).

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